Hígado III (limpieza hepática profunda)

Por lo visto, resulta prioritario atender las necesidades depurativas del hígado, especialmente en primavera, época clave para este órgano, según los postulados de la antigua medicina china y la simple observación de las crisis que todos sufrimos en dicho período. Transcurrido el invierno, el hígado intenta desembarazarse de todos los excesos acumulados en la época de los alimentos densos y calóricos. Por ello la necesidad de estar atentos y estimular los mecanismos de evacuación, mediante técnicas caseras.

En presencia (o sospecha) de abundantes cálculos intra hepáticos, seguramente deberemos recurrir a un método de depuración enérgico. Es el caso del método de limpieza hepática profunda, una técnica eficaz y relativamente sencilla para eliminar íntegramente los nocivos cálculos biliares que describimos antes. Dada la inocuidad del método y sus grandes beneficios, no tiene mayor sentido plantearse dudas respecto a la conveniencia de practicarla.

El procedimiento se basa en un período preparatorio (6 días), durante el cual se ingiere diariamente un litro de jugo de manzanas. Esto se realiza para generar un ablandamiento de los cálculos, por acción del ácido málico presente en la manzana. Luego, el mismo día de la limpieza se toman 4 vasos de solución magnésica. El efecto del magnesio es dilatar los diminutos conductos biliares, a fin de facilitar el tránsito de los cálculos. Finalmente se ingiere una emulsión de aceite de oliva y jugo de pomelo, lo cual provoca un fuerte estímulo de secreción biliar, lo cual activa la expulsión de los cálculos

Antes y después de la limpieza hepática profunda, es necesario realizar una cuidada limpieza de los intestinos, a fin de evitar el estancamiento de los tóxicos cálculos biliares en el tránsito intestinal, que generaría una peligrosa reabsorción de tal materia intoxicante.

La técnica es no es aconsejable para ser realizada en medio de enfermedades agudas (gripes, fiebres, diarreas, etc), período menstrual, embarazo o lactancia. En cambio resulta sumamente aconsejable en enfermedades crónicas, al trabajar sobre la causa profunda del problema.

Una vez completada la limpieza hepática profunda, hecho comprobable por la ausencia de cálculos en las evacuaciones, se sugiere realizar al menos una limpieza anual como mantenimiento preventivo, preferentemente en coincidencia con el equinoccio de primavera (21 de setiembre).

LIMPIEZA HEPÁTICA PROFUNDA

La correcta limpieza de los intestinos es una condición imprescindible, antes y después de realizar cada limpieza hepática profunda. Los cálculos biliares que se despiden son sumamente tóxicos; una vez que han sido removidos del hígado y descargados en el intestino delgado, sería contraproducente que quedaran atascados en los frecuentes y antiguos desechos intestinales, pues provocarían autointoxicación.

Uno de los métodos recomendados para la limpieza intestinal, sobre todo previo a la primera hepática, es el lavaje colónico, sobre todo si hace tiempo no se ha hecho limpieza de intestinos y se presumen viejas incrustaciones adheridas a las paredes del colon (moco colónico). Pueden utilizarse otras técnicas de limpieza intestinal, como la limpieza con agua salada, las sales de magnesio o los enemas, pero su efectividad dependerá de la situación de cada persona y su nivel de higiene intestinal.

Tras una primera limpieza intestinal con lavaje colónico y si se practica una Nutrición Depurativa (sin ingesta de alimentos ensuciantes), luego de cada limpieza hepática puede bastar con una limpieza intestinal con agua salada, pudiéndose entonces prescindir del lavaje intestinal previo a cada sucesiva limpieza hepática. Caso contrario deberá realizarse la limpieza intestinal previa.

LOS SEIS DÍAS PREPARATORIOS

Durante los seis días previos a la limpieza, se recomienda una alimentación frugal, depurativa y fisiológica. En este período, no se debe consumir: lácteos, fritos, proteína animal, alimentos muy fríos (helados), cantidades excesivas de alimento, ni medicación no esencial.

Diariamente se debe beber a sorbos, un litro de jugo de manzanas, alejado de las comidas. Si bien los jugos comerciales surten efecto, lo ideal es que sea un jugo orgánico o casero, recién exprimido (esto último garantiza el precioso aporte enzimático). En casa, este jugo puede obtenerse con el auxilio de una centrífuga y 1,5 kg de manzanas frescas. También puede consumirse directamente la fruta, masticada o licuada.

Para casos de diabetes, hipoglucemia, cáncer, úlcera estomacal o simple intolerancia al jugo de manzana, se puede utilizar el ácido málico, principio activo clave presente en la manzana. En este caso, el litro de jugo de manzanas se puede reemplazar con dos gramos de ácido málico disueltos en medio litro de agua tibia; bebiéndolo a sorbos durante la jornada. De todos modos, siempre es preferible el efecto del jugo de manzanas por el aporte enzimático y de muchos benéficos nutrientes.

EL DÍA DE LA LIMPIEZA

El proceso de limpieza propiamente dicho lleva unas 15 horas. Lo ideal sería que este séptimo día coincidiese con un sábado, sin ocupaciones laborales, con luna llena y en cambio de estación. Aunque no siempre pueden lograrse todas estas variables, prioricemos al menos la coincidencia con el sábado.
Por la mañana del sábado, desayunar y almorzar liviano, tal como en los seis días previos. Tras el almuerzo, interrumpir la ingesta de alimentos, permitiéndose solo beber agua.

La limpieza en sí, consiste en la toma de cuatro vasos de solución magnesiana y un frasco de emulsión pomelo/oliva. Veamos detalladamente y con horarios, como llevar adelante el procedimiento completo:

18 hs: Tomar el primer vaso magnesiano que se prepara con una cucharada sopera de sulfato de magnesio disuelto en un vaso de agua. Se puede beber con pajita para evitar el sabor amargo. Aquellos que tengan intolerancia al sulfato o a su sabor amargo, pueden optar por el citrato de magnesio, que resulta menos amargo. Se puede beber agua encima del vaso de solución ingerida.

20 hs: Tomar el segundo vaso magnesiano.

21,30 hs: Si aún no se produjo alguna evacuación, hacer una pequeña enema o ducha rectal, a fin de estimular el proceso de eliminación.

22 hs: Tomar la emulsión pomelo/oliva. Se aconseja prepararla en un frasco de vidrio con tapa (son ideales los utilizados para envasar mermeladas), agitando unas 20 veces la mezcla de ¾ vaso de jugo de pomelo exprimido y ½ vaso de aceite de oliva extra virgen. Asegurarse de no tener que realizar ninguna otra actividad posterior a esta toma. Beber la emulsión de pié (se puede beber también a sorbos o con pajita), luego acostarse de inmediato boca arriba (con la cabeza alta, sobre una buena almohada) ó en posición fetal sobre el lado derecho. Apagar la luz y concentrar la atención para intentar percibir el movimiento de los cálculos en el hígado.

6 hs: Levantarse y tomar el tercer vaso magnesiano. Luego se puede beber agua si hay sed. Tratar de permanecer levantado, evitando volver a la cama.

8 hs: Tomar el cuarto y último vaso magnesiano. Con esto se da por concluida la limpieza.

10 hs: Reiniciar el ciclo alimentario bebiendo algún jugo natural y posteriormente alguna pieza de fruta fresca.

11 hs: Comenzar con alimentos sólidos, en poca cantidad; seguir varios días con dieta liviana.

Es bueno identificar y contar las piedras eliminadas durante las evacuaciones. Los tamaños pueden ir desde un granito de arroz a un garbanzo grande. Pueden eliminarse centenares en una sola sesión. Esta constatación y la posterior mejora de la función orgánica, es la mejor demostración de la validez de este método.

En caso de acumulaciones y dolencias crónicas, es posible que sean necesarias varias limpiezas hepáticas, que deben repetirse con, al menos, un mes de descanso, hasta que no se evacuen más cálculos. En estos casos, tal vez se despidan pocos cálculos la primera vez y muchos a partir de la segunda o tercera limpieza. Es importante que una vez iniciado el tratamiento, no se corte la serie de limpiezas, pues las consecuencias pueden ser serias, al haberse movilizado muchos cálculos en la estructura hepática. Hay personas que necesitan una decena de limpiezas para poder drenar todos los cálculos.

Recordar que el día después de cada limpieza hepática se debe realizar una limpieza intestinal, para evitar que algunos cálculos puedan quedar alojados en los intestinos, dado el tenor tóxico (bacterias, virus, parásitos) de dichos cálculos. También se debe estimular la depuración de los riñones, a través de infusiones renales como barba de choclo, yerba meona, diente de león, uva ursi, etc.

A modo de resumen representamos en el cuadro una secuencia indicativa para una persona que practique una dieta no ensuciante:


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[1] Basada en las indicaciones del libro “Limpieza hepática y de la vesícula” de Andreas Moritz (Obelisco).
[2] Los distintos métodos han sido detallados y evaluados en el Capítulo 4, apartado Técnicas de limpieza intestinal.
[3] Ver Capítulo 7, apartado Los alimentos fisiológicos.


Extraído del libro "Cuerpo Saludable"

http://www.nutriciondepurativa.com.ar/